
El Bullmastiff es un perro cariñoso y dulce, sin embargo es también un gran perro guardián con un carácter marcado. Como la mayoría de perros mastines necesita un dueño asertivo y experimentado. Los Bullmastiffs suelen ser unos perros voluntariosos y cuando se deciden por algo es difícil que retrocedan.
Un bullmastiff bien educado se entregará a su familia, y puede ser especialmente amable con los niños, por lo que un bullmastiff bien educado y socializado es un excelente perro de familia. Pero para poder disfrutar de las potenciales cualidades de un bullmastiff como mascota familiar debemos asegurarnos de establecer límites con él desde que es un cachorro, entrenando y exponiendo el perro a todo tipo de personas y situaciones para desarrollar su socialización y los instintos para atenuar su fortaleza y fomentar su amabilidad. Nunca se debe olvidar que estamos ante un perro muy grande y pesado, por lo que se debe evitar dejarlo solo con niños, aunque suele ser amable con ellos, los podría dañar pensado que está jugando.
Esta raza es intensamente leal a su familia y no le gusta estar alejado de ella, no es un perro para dejar solo habitualmente, ya que si no obtiene la suficiente atención puede que se aventure a buscarla más allá de la verja de nuestro jardín.

Temperamento del Bullmastiff
El bullmastiff perfecto es un perro intrépido y confiado, pero muy obediente a las órdenes de su amo y familia. Aunque tiene un carácter y temperamento independiente siempre quiere complacer a su propietario.
Estamos ante una raza de perro guardián por naturaleza, y como tal defenderá su familia y hogar al mínimo síntoma de amenaza mostrando toda su agresividad. Los bullmastiffs fueron criados para ser perros guardianes silenciosos, por lo que no es habitual que ladren.
Un bullmastiff debidamente socializado y entrenado es un perro tranquilo y confiable. Se deben establecer límites con él desde cachorro, brindándole un entrenamiento adecuado y una amplia exposición a personas y situaciones. Un bullmastiff criado de esta manera será dócil y fácil de manejar y aceptará a los invitados a su casa.
Los cachorros de bullmastiff y los ejemplares jóvenes suelen comportarse de manera bulliciosa, afortunadamente, al llegar a una edad más adulta son un perros tranquilos y solo necesitan un ejercicio moderado para mantener su impresionante tono muscular.
Un bullmastiff no suele ser amable con otros perros, especialmente si son del mismo sexo. Es bastante difícil lograr que un macho bullmastiff y otro perro macho de cualquier raza puedan convivir juntos sin presentar problemas serios. Esta raza también tiene un fuerte instinto de presa por lo que no es buen compañero de gatos u otras mascotas pequeñas.
Características del Bullmastiff
- Peso: entre 45 y 60 Kg.
- Altura: entre 60 y 70 cm.
- Esperanza de vida: Alrededor de 8-10 años.
- Tamaño: grande
- Pelaje: presenta un pelaje corto y denso, de color marrón rojizo o leonado, beige o atigrado

Enfermedades del Bullmastiff
Los bullmastiffs no suelen presentar grandes problemas, siendo generalmente unos perros saludables, pero como todas las razas, pueden estar sujetos a padecer ciertas enfermedades. Un ejemplar de esta raza no tiene porqué padecer estas las enfermedades que mencionaremos, pero conviene estar al tanto de ellas si tienes o están pensando en adquirir un ejemplar de la raza.
Los problemas de salud más comunes que suele presentar esta raza son: cáncer, displasia de cadera y codo, ligamentos cruzados anteriores desgarrados, hinchazón, estenosis subaórtica, problemas de la piel y el pelaje, hipotiroidismo y entropión.
Historia del Bullmastiff
El bullmastiff es una raza relativamente joven, ya que no se desarrolló hasta mediados del siglo XIX. Esta raza fue creado por los guardianes ingleses ante la necesidad de un perro grande, silencioso y audaz, capaz de rastrear y retener los cazadores furtivos de las haciendas inglesas.
Seguramente se realizaron diferentes experimentos, pero el mejor resultado lo obtuvieron con el cruce entre el mastín inglés y el bulldog, adquiriendo el tamaño y fuerza del primero y la valentía y agresividad del segundo. Con el tiempo la caza furtiva disminuyó y la raza asumió un nuevo papel como perro guardián.
A principios del siglo 20 que el bullmastiff comenzó a ser criado como una raza en si en lugar de como un cruce, siendo reconocido por el American Kennel Club en 1933